Crónica: JOSÉ MASEGOSA | Fotografías: RAMON HORTONEDA
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Corría el año 1999 cuando mi buen amigo y musicólogo Alberto Menchén me descubrió a Chris Isaak, haciéndome escuchar en su casa, sus primeros álbumes en vinilo. En esa primavera y ese verano en los que viví solo en una habitación de la pensión San Francisco de Salou, Chris Isaak fue mi fiel compañero en mi walkman y llegó a mi vida para quedarse.
Su prodigiosa voz, su perfecto fraseo a la hora de cantar, y sobre todo unas excelentes canciones a caballo entre el rock americano, folk y el pop más elegante, provocaron en mí una inmediata conexión que sigue acompañándome a día de hoy.
La última vez que lo había visto en directo fue en el 2009 en un memorable concierto en el Auditori. Ahora 14 años después el Alma Festival Jardins de Pedralbes volvía a traerlo a la ciudad condal, esta vez en el Poble Espanyol.
La verdad es que el público que prácticamente abarrotaba el recinto, estaba expectante por ver si continuaba conservando su voz y su magnetismo a sus 67 años.
Todos los presentes comprobamos atónitos que no solo está en un estado de forma increíble, sino que no ha perdido ni un ápice sus agudos y su increíble técnica vocal, interpretando cada una de las canciones en su totalidad original tal y como fueron grabadas.
La noche empezó con «American Boy”, «Somebody’s Cryin» y al tercer tema ya se bajó del escenario y se fue a recorrer entre el público cada rincón del Poble Espanyol, recibiendo abrazos y posando para fotos mientras interpretaba «Waiting».
La siguiente canción fue su mayor hit, la icónica» Wicked Game». Todos los asistentes alucinamos con esa agudísima nota final que deja colgada durante varios compases, haciendo que se detenga el tiempo, y provocando el delirio general.
Esa noche Chris Isaak quiso hacer homenaje a sus idolos, y nos regaló versiones de Roy Orbison (“Oh Pretty Woman”, “Only The Lonely”) o Elvis Presley (“Can’t Help Falling in Love”), haciendo las delícias del público y llevándome a lugares muy mágicos.
En las dos horas de concierto no podían faltar «Forever Blue» «Two Hearts«, “San Francisco Days”, «Dancing» o «Blue Hotel»., algunas de ellas forman parte de la B.S.O de películas de cineastas como David Lynch, o Stanley Kubric (como la incendiaria » Baby did a Bad Bad Thing”) en su última película Eyes Wide Shut.
Llegó la hora de despedirse y en el bis nos regaló “Can’t Do a Thing to Stop Me”. Sin duda alguna mi canción favorita de su repertorio.
Si he de seros sincero, pocos artistas habré escuchado más en mi vida que Chris Isaak, y como cantante que soy, me parece increíble que tras 40 años de carrera pueda estar en ese increíble nivel artístico y vocal en directo.
Sin duda alguna ha sido, sigue siendo y será por siempre inspiración.