El pasado domingo David Bisbal fue el encargado de poner el broche final a la primera edición del Caixabank Polo Music Festival.
Un espectáculo de la magnitud que ofrece David Bisbal en el directo, en un espacio reducido como es el de el Polo Music Festival, hace que se pueda disfrutar del artista en las distancias cortas, convirtiendo el concierto en una experiencia delicatessen típica de lo que podríamos llamar festival «boutique».
Hace ya más de 19 años desde que, aquel chico almeriense de 22 años con rizos, consiguió conquistar el corazón de España con su voz y sus giros inimitables. En el concierto pudimos observar que sigue siendo el mismo David de entonces y que su esencia no ha hecho otra cosa que madurar. Y es que los 40 y su reciente segunda paternidad le sientan de maravilla.

El show empezó según la hora prevista y con una salida espectacular que consiguió encender al público que se mostraba un poco estático hasta que el artista apareció en escena. La canción que utilizó para dar el pistoletazo de salida fue “Quién me iba a decir” en cuyo estribillo aprovechó para hacer su característica patada al aire. Apareció con un traje azul marino muy elegante. Y en tan solo dos canciones (“Antes que no” y “Culpable”) hizo derroche de sus movimientos más típicos con vueltas y golpes de cintura.
Uno de los momentos más entrañables fue cuando el artista se dirigió al público en catalán, para desearnos una “bona nit” y donde apuntilló que él “ho entén tot” y que cada vez que viene a Barcelona se siente “com a casa”.
Entregado totalmente al público nos conquistó con su manera de dirigirse a los fans. Está en todo momento conectado a ellos, interactuando, participando en sus vídeos e incluso opinando sobre sus camisetas. Estos gestos desdibujaban la distancia física que había entre las gradas y el escenario.
David escogió para la ocasión un recorrido por sus éxitos más conocidos y bailados, aprovechando para sorprender al público con un mix de temas «rumberos» entre los que deslumbraron “Lloraré las penas” y “Cómo olvidar”. En ese momento, nos demostró que es energía pura y que es capaz de dirigir al público de izquierda a derecha para convertirlos en un mar azul.

Por sorpresa, el público aprovechó para cantarle el cumpleaños feliz y tras ello, dio pasó a un medley en acústico donde sonaron “Desnúdate mujer”, «Quiero perderme en tu cuerpo«, “Esta ausencia” y “Me derrumbo”.
Tras el medley, y cruzando el ecuador del concierto, continuó haciendo un repaso a toda su carrera. Los globos azules, sello que le sigue desde sus inicios, llenaron la pista del Club de Polo y fueron el presagio a las canciones de siempre “Silencio” y “Esclavo de tus besos”. Mientras sonaba «Silencio», nos sorprendió las referencias en pantalla a una conversación que quedaba colgada por un doblecheck en el que no había contestación y que ejemplificaba de una manera muy actual, lo que es el silencio.
El concierto llegaba a su fin y entre el público reclamaban algunos hits que aún no habían sonado, pero lo mejor se hacía de rogar. David se cambió de ropa y salió al escenario con un pantalón y una camiseta negra para ponerse intenso y cantarnos “Mi princesa”, canción que dedicó a todas y cada una de las mujeres allí presentes.
Finalmente presentó la banda con “A partir de hoy” y se despidió con los dos últimos bises: el caramelito que todos los fans estaban anhelando, “Bulería” y “Ave María”, las dos con un sonido más eléctrico y remasterizadas.
El festival no podía haber tenido mejor cierre: vueltas, piruetas, pataditas y esos bailes que caracterizan tanto a David Bisbal. Y es que el artista nos ha reconquistado y nos ha recordado que hay temas que marcaron una trayectoria. A veces un concierto de hora y media es suficiente para enamorarnos de ti, porque con este repaso a tu carrera no podemos más que añadir que somos “culpables” de seguir disfrutándote.